Cómo me encanta estar rodeada de alumnos masculinos... todos para mi sola.
Ser el centro de atención para ellos me fascina.
Cuando uno mi pasión por bailar tango con enseñarlo a hombres y solitos .. el coctel es explosivo.
Despues de experimentar como alumna y con pareja y de aprender más a fondo a bailar tango, he podido comprobar que en realidad las mujeres, al menos generalmente, suelen aprender mucho más rápidamente que los hombres y por ello suelen aburrirse en cierta forma por la lentitud masculina; y que los hombres en verdad, pese a que se supone que saben o hasta que deberían saber mandar... ( según algunas mentes un tanto retorcidas) ... pues resulta que no lo saben muy bien ni tampoco darle las indicaciones correctas a la mujer.
Asi que mis clases, son diferentes, indicadas sólo para hombres quienes cuando van aprendiendo ya un poco más y se sienten verdaderamente galanes seductores y hasta "chulos" entonces es cuando invitamos a sus respectivas señoras para que les "demuestren" lo que saben hacer.
He de reconocer que me encanta estar rodeada de hombres y encima, para más inri, ser yo la profe, la que manda y lleva el control... es tremendamente morboso y excitante, un placer diría que cuasiorgásmico.
Observar cómo hombres aparentemente seguros de si mismos, se cortan y hasta intimidan cuando me sienten cerca de ellos, cuando me cogen de la cintura, se pegan a mis pechos y tienen mis labios tan cerca de ellos que un beso podria darse hasta fortuitamente...
Notar cómo se ponen nerviosos me excita aún más, lamento si resulto "malota" pero es que me encanta jugar, me lo paso genial ...
Entre juego y juego, también enseño y dicho por las propias parejas femeninas, los hombres en verdad experimentan un cambio, aprenden a seducir a la mujer, a ser dominantes como en el fondo a las feminas nos encanta.
Cuando bailas sintiendo la música sea cual sea, experimentas una liberación, una entrega, pero cuando aprendes a bailar tango, en realidad es como si te redescubrieras a ti mismo/a, como si vieras partes de ti que quizas no conocías.
En el hombre se evoca al macho chulesco, seductor hasta engreido, dominante aunque cortés ...
en la mujer se evoca a la gata en celo que algunas quizas tienen muy dormidas, no es fácil recrearse delante del hombre con pavoneo, amoldarte a sus órdenes y hasta reconocer que te excita esa comunión.
A mi me resulta tremendamente fácil reconocer cuánto me "pone" esa situación, aunque he de decir que pocos hombres en realidad saben mandar de verdad y, claro, así el morbo no es tan grande.
Aun así tengo la suerte de disfrutar de vez en cuando de mi "querido profesor" con quien bailar no sólo es un placer si no también una fuente de pasión intensa que llega a fusionarnos en una sóla persona.
Me fascina cómo transmitimos juntos cuando bailamos, cómo llegan a emocionase los que nos rodean y diría que hasta a excitarse más de uno y más de una ... cuando el y yo casi nos besamos pero nunca llegamos a hacerlo.
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